Hace meses me lo encontré en la mitad de un auditorio semilleno en un acontecimiento musical en Sigüenza. Estaba sólo, y supongo que asistía al acto por ser el alcalde de su ciudad, por ese sentido de la responsabilidad que supera lo meramente estricto. Estaba en el centro de la platea –tengo para mí que tiende al centro, no en vano en sus años mozos jugó de defensa central en el Deportivo Sigüenza- Le acompañaban, a izquierda y derecha, butacas vacías. Y una de ellas ocupé para compartir con él las melodías y, de paso, hablar un poco de Sigüenza y de política. No voy a revelar lo que allí hablamos, pero él sabe, cuando lea estas líneas, que el que esto escribe no estaba del todo equivocado.
Latre lleva viviendo en Sigüenza más de la mitad de su vida, en compañía de su mujer, Pilar, también de Caspe, como él, y de sus hijos. Licenciado en Historia, su vocación por el magisterio le llevó a ser Jefe de Estudios de la Sagrada Familia durante muchos años. Cuando el Partido Popular, por esas vicisitudes de la vida, andaba huérfano de un líder de suficiente musculatura en Sigüenza, Antonio Román y Juan Antonio de las Heras se fijaron en él. Recurrieron a Luis de Grandes para terminar de convencerle, pues José Manuel Latre se resistía a cualquier protagonismo.
Me imagino que pudo más ese sentido de responsabilidad al que me refería al principio, y aceptó encabezar la candidatura del PP para el Ayuntamiento de Sigüenza. En sus primeras elecciones municipales (2007) empató en número de concejales con el PSOE, que finalmente gobernó por su alianza con IU. Pero en las siguientes (2011), arrasó con una mayoría sin precedentes, hecho que ha repetido en las más recientes, a pesar del viento en contra.
En ciudades como la de El Doncel, la persona es más importante que las siglas. Lo que valoran sus habitantes es la gestión, la proximidad y el esfuerzo. Llegó a la alcaldía con unas arcas vacías de recursos y repletas de facturas pendientes de pago a proveedores. Lo primero que hizo fue renunciar a su sueldo y restablecer unas cuentas ciertamente enfermas. Un buen amigo funcionario municipal -y un gran experto taurino- , me ha llegado reconocer lo nervioso que le pone saber que su “jefe”, a las ocho de la mañana, ya está dando vueltas por la ciudad para saber si está todo en orden.
En la pasada legislatura, Latre tuvo que suspender su excedencia profesional en la SAFA, al ver suprimidos sus ingresos mínimos vitales por la eliminación del sueldo de los parlamentarios de Castilla La Mancha. José Manuel Latre es el otro plato de la balanza por la que el político recupera la honestidad y el sentido de servicio público.
Tuve la suerte de conocerle más estrechamente con motivo de sus inquietudes por el mundo de la cultura y del arte. Su condición de docente es inherente a ello. Sigüenza goza hoy de uno de los niveles más elevados en acontecimientos y eventos artísticos de los últimos tiempos. El protagonismo de la capital doncelina en las celebraciones sobre El Greco –un botón de muestra-, ha tenido una repercusión nacional e internacional.
Me alegro enormemente de que José Manuel Latre pueda prolongar su buen hacer a toda nuestra provincia. Saldremos ganando todos. Su elección como presidente de la Diputación Provincial de Guadalajara, no es una caprichosa jugada del destino. Algunos apuntarán que la irrupción de Ciudadanos ha condicionado su elección. Pero como decía su homólogo, el historiador alemán Friedrich Shiller, “No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas”.