Sigüenza, 06.09.16: 35°

ola-de-calor2 No, no es ninguna clave, ni código cifrado por Enigma, la máquina que utilizaron los alemanes durante los años 30 para interceptar mensajes protegidos de los Aliados; se trata, simplemente, de la temperatura registrada en Sigüenza el pasado miércoles.
Creo que les hago un favor no escribiendo sobre nuestros representantes políticos en la Carrera de San jerónimo, no se lo merecen, ni usted tampoco, estimado lector. Al hartazgo de la ciudadanía se une una ola de calor que tal vez debiera reclamar mayor interés, pues en el último lustro se están batiendo, año tras año, records en temperaturas máximas. Y eso también es preocupante. Ya a nadie le extraña la falta de nieve en invierno en nuestras ciudades cercanas a la montaña, como Molina o Sigüenza. Lo que antes era lo normal ahora resulta excepcional. Caen unos copos y el personal sale a la calle con sus móviles para inmortalizar el hito. Siendo pequeño, todavía recuerdo la cantidad de fines de semana que teníamos que cambiar de planes por la caída de grandes nevadas. Y no han pasado tantos años.
Creo que asumimos el cambio climático como el que asume su propio envejecimiento, lo consideramos irreversible, algo natural. Qué gran error, es como asumir el envejecimiento de nuestras casas sin poner remedio. Esta casa es la única que tenemos, es la Tierra, en la que tendrán que seguir habitando nuestros descendientes y sus hijos. Coincidí con un buen amigo este verano en la piscina municipal de Sigüenza. Vive en Australia. Se sorprendió de que los niños no fueran cubiertos y expusieran sus pequeños torsos al sol durante toda la mañana. “Allí, en Australia, te procesarían por mal padre”, me comentaba. Al parecer, en esas latitudes el efecto del agujero de la capa de ozono sobre el océano austral, Nueva Zelanda, Patagonia y el sur de Australia es mayor del que se creía, generando graves alteraciones climatológicas y aumento del riesgo sobre la salud por la radiación ultravioleta.
Un seguntino de pro, Emilio de las Heras, ingeniero naval y MBA por la Universidad de Chicago, tras una brillante carrera profesional, dedica ahora su tiempo al estudio del cambio climático y sus consecuencias. Publica un interesantísimo blog (http://www.expansion.com/estaticas/blogs/biografias/emiliodelasheras.html) en el que describe y detalla, como él mismo apunta, la más seria amenaza para la supervivencia de la especie humana. “El origen de este problema es económico, como lo es su posible solución. En este blog trataré de convencer a los escépticos de la importancia del problema y generar debate sobre sus posibles soluciones legislativas”, concluye. Al menos habla de posibles soluciones, lo que siempre es esperanzador, pero todo pasa por una mayor concienciación.
De las Heras, en su publicación del pasado 18 de agosto, ya nos alerta que “el pasado mes de julio ha sido el decimoquinto mes consecutivo en batir los registros de anomalía de temperatura mensual”, y que “en lo que va de 2016, el planeta está 1,03 grados más cálido que la media del siglo XX”. No se trata de alarmismo, que deberíamos percibir, son datos contrastados y avalados por las principales agencias internacionales.
No recuerdo un comienzo tan caluroso del mes de septiembre como el de este año, pero sí recuerdo que hasta ahora, tras la Virgen –como se decía-, esto es, tras el 15 de agosto, siempre caían unas buenas tormentas y los termómetros descendían unos cuantos grados. “Se ha acabado el verano”, decían los sabios del lugar. Hoy se equivocarían. Ni tormentas, ni caída de temperaturas. Y ni Gobierno. Pero a lo mejor, a lo peor, eso es lo de menos.

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